Autores
David Camposeco
Asset Allocation Director
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Carlos Bautista
Sr Research Analyst II
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Héctor Carrasco
Director Comercial Negocio Personas
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Ana Lorrabaquio
Directora Negocio Institucional
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Beatriz Martínez
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La economía global continuó mostrando señales de moderación en el segundo trimestre, lo cual indica que finalmente las elevadas tasas de interés comienzan a pesar en la actividad económica. Esto ha llevado a un enfriamiento en el mercado laboral de diversos países desarrollados, traduciéndose en menores presiones en precios en el margen y abre la puerta a los Bancos Centrales de estos países para iniciar recortes en su tasa de interés. No obstante, se espera que el ciclo de recortes sea paulatino.
Si bien el PIB estadounidense continuó expandiéndose en el segundo trimestre, el ritmo de crecimiento se ha moderado, apuntando a que la economía ya no está “sobrecalentada”. El mercado laboral y los incrementos salariales se encuentran en un mejor balance, lo cual se ha traducido en un consumidor más débil. No obstante, a pesar de que los niveles de empleo y apertura de plazas de trabajo se encuentran en niveles sanos, el ritmo de enfriamiento observado en los últimos meses ha generado preocupación en los mercados financieros, que vivieron episodios de volatilidad en los últimos días ante el temor de una recesión.
A nivel sectorial, la industria continúa en terreno negativo, ante la debilidad de la demanda global y el efecto de las elevadas tasas de interés en el costo del capital. Por su parte, los indicadores más adelantados del sector servicios, que ha sido el más resiliente en el presente ciclo de expansión económica (y el de mayor importancia en la economía estadounidense), muestran un menor crecimiento. Si bien la probabilidad de una recesión ha aumentado, el escenario central continúa siendo de desaceleración apuntando a un “aterrizaje suave”.
En materia de inflación, ésta continuó reflejando las menores presiones derivadas del enfriamiento en el mercado laboral, principalmente en el componente subyacente. Las noticias de inflación positivas en el margen, combinadas con un tono menos restrictivo del Comité de la Reserva Federal (FOMC por sus siglas en inglés) han generado mayor confianza en que la Fed pueda materializar el primer recorte a la tasa de interés en septiembre.
A nivel global, si bien el proceso desinflacionario continúa y los riesgos por actividad económica están mejor balanceados, algunas presiones en precios mencionadas desde inicios de año no se han disipado. Siguen presentes los factores geopolíticos y climatológicos, aunado a que se esperan incrementos en la liquidez global en el margen, derivado de los recortes esperados en las tasas de interés a nivel global y por un menor ritmo de contracción de la oferta monetaria. El principal riesgo a la baja continúa siendo una desaceleración global más profunda que lo anticipado.
Por su parte, Europa continuó deteriorándose, principalmente porque las principales economías de la región (Alemania y Francia) continuaron estancadas. En el margen, esto significó que la inflación general continuó descendiendo, pero la inflación core (que es la menos volátil al excluir alimentos y energía) ha sido más persistente y se mantuvo relativamente alta.
Este contexto de debilidad económica, aunado a la expectativa de recorte de la tasa de interés por parte de la Fed, otorga espacio a que el Banco Central Europeo (ECB) pueda continuar ajustando a la baja su tasa de interés, después de sorprender con un tono restrictivo en la reunión de junio.
En Japón, a pesar de que los datos económicos han sido mixtos, el Banco Central (BoJ), argumentando los sólidos incrementos salariales y las presiones en el margen a la inflación subyacente, sorprendió al incrementar a 0.25% su tasa de interés en su última reunión de política monetaria, profundizando la normalización de tasas en ese país. Además, sorprendió el tono restrictivo del comunicado, apuntando a que futuros incrementos podrían materializarse en los próximos meses.
Estas sorpresas provocaron una apreciación adicional del yen japonés que llevó a deshacer posiciones de “carry-trade” a nivel global, que, por su magnitud, ocasionaron episodios significativos de volatilidad en los mercados financieros.
Si bien se espera que la volatilidad disminuya en las próximas semanas, el efecto que puede tener el cambio estructural en la política monetaria de Japón representa presiones adicionales a las monedas de países emergentes, que podría disminuir una vez que inicie el ciclo de recortes de Estados Unidos y otros países desarrollados.
Por otro lado, en China el entorno económico es desafiante. El crecimiento económico decepcionó durante el segundo trimestre, reflejando la debilidad del mercado interno y el menor dinamismo externo que afectó al sector manufacturero. El avance de los precios ha vuelto a ubicarse en torno al 0%, incrementando las preocupaciones de una posible deflación que dificulta la posibilidad de una recuperación en el consumo.
Ante esta situación, el gobierno chino respondió con estímulos adicionales para impulsar la economía. No obstante, la magnitud de dichos apoyos se anticipa que será insuficiente para reactivar una economía que atraviesa problemas más estructurales, en particular en el sector inmobiliario, y disminuye la probabilidad de que el país asiático sea una fuente importante de crecimiento en el corto plazo.
En México, el PIB sorprendió a la baja durante el segundo trimestre, confirmando que la economía ha entrado en desaceleración antes de lo anticipado. El consumo y la inversión, los principales motores de la economía en el presente ciclo, se han moderado significativamente a pesar del fuerte impulso fiscal coincidente con el proceso electoral y el fin de la administración actual. Además, las manufacturas continúan estancadas dada la atonía del ciclo industrial estadounidense.
Si bien la tasa de desempleo continúa por debajo del 3%, se han manifestado señales de debilidad en el mercado laboral, en particular en el sector formal, con una marcada disminución de plazas de trabajo formales y un menor ritmo de crecimiento de los salarios.
Hacia adelante esperamos que el crecimiento continúe decepcionando, debido a que el enfriamiento del mercado laboral, la persistencia de la inflación, y los elevados costos de financiamiento pesarán sobre el consumo de los hogares (a pesar de que el flujo de remesas se aceleró en el mes de junio y las transferencias gubernamentales continúan elevadas); mientras que la expectativa de menor crecimiento en Estados Unidos y, por lo tanto en México, aunado al menor gasto de infraestructura en medio del impasse de la transición de gobierno, implicarán menor dinamismo en la inversión.
Sin embargo, como se había anticipado, el nivel general de precios continuó sorprendiendo al alza en las últimas quincenas debido a las presiones del componente no-subyacente, dada la aceleración en el precio de los productos agrícolas y una base de comparación baja. Por su parte, la inflación subyacente continuó descendiendo, pero a un menor ritmo, ya que las presiones en el componente de servicios continúan presentes y compensaron en parte la menor inflación en el componente de mercancías.
No obstante, la magnitud de la desaceleración en la actividad económica representa el principal riesgo a la baja para la inflación. Esta situación, en conjunto con la expectativa de recortes por parte de la Fed en el próximo mes, aumenta el espacio para que Banxico pueda ajustar a la baja su tasa de interés en sus próximas reuniones de política monetaria.
En Principal creemos que el tono de Banxico deberá sugerir cautela, dado que la inflación continúa presionada, la reciente apreciación del tipo de cambio y las expectativas de episodios de volatilidad para el país en los próximos meses, provocadas por la aprobación de diversas reformas constitucionales y el proceso electoral estadounidense.
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