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Los primeros pasos para crear una empresa

Cuando asesoro a emprendedores que están iniciando o que ya iniciaron una empresa pero que todavía no ha logrado despegar, me doy cuenta de que contar con un plan de negocios perfectamente elaborado es importante, pero —definitivamente— no suficiente.  Me gusta acompañarlos a imaginar que están por escribir la película más taquillera de Hollywood por lo intenso, estresante y victorioso que resulta.

Te comparto algunos de los pasos que examino junto con ellos, para que los explores durante el proceso inicial de tu emprendimiento:

Construye tu negocio con buenos cimientos

La claridad, la motivación y el compromiso son la base.  Empieza haciéndote estas tres preguntas, verás que resulta en un trabajo profundo que vale la pena hacer y tener a la mano cuando tomes decisiones.

¿Para qué quieres tu empresa?

Ese es tu propósito.  No es lo mismo iniciarla porque no encuentras el trabajo de tus sueños, porque quieres ser tu propio jefe, tienes algo novedoso que ofrecerle al mundo o bien deseas alcanzar la libertad financiera.

¿Qué quieres lograr con tu empresa?

Así sabrás cuál es tu objetivo; es decir, tu propuesta de valor.  Piensa por qué deberías de existir, quién se beneficia con tu empresa y de qué forma, qué pasa si tú no lo haces y cómo te hará sentir eso.

¿A qué te comprometes?

Aclararás tus metas, esfuerzos e —incluso— sacrificios que estás dispuesto a hacer.

Identifica las tareas que son necesarias

Los emprendedores iniciamos con gran entusiasmo sin necesariamente reconocer las habilidades que requiere el manejar un negocio.  La realidad es que, de repente, tenemos que hacernos responsables de mil tareas y podemos sentirnos abrumados.  Si nos anticipamos a lo que necesitamos, estaremos mejor preparados para enfrentar las nuevas tareas.

Si el dinero no fuera un impedimento, ¿cuáles son los conocimientos técnicos (hard skills) que requiere tu negocio? Imagina la operación de tu empresa; en otras palabras, describe el set de tu película. Haz una lista y clasifícalos en los siguientes apartados:

1. Lo que sé hacer y sí quiero hacer
2. Lo que sé hacer, pero prefiero delegar
3. Lo que no sé hacer, pero sí quiero aprender, y
4. Lo que no sé hacer, no quiero aprender y voy a delegar.

Ordénalos por grado de importancia, y así tendrás más claridad sobre los recursos que necesitarás a medida que tu emprendimiento avanza.

¿Solo o con socios?

Hay una multitud de razones para tener un socio: desde aumentar el capital disponible y distribuir el riesgo, hasta compartir experiencia profesional y motivaciones.  Los socios, además de adquirir obligaciones y responsabilidades, también adquieren derechos; así que debes tener claro cómo quieres compartirlos porque podrían convertirse en el antagónico de tu película.

Si buscas algo más que un “simple” socio capitalista, deberás analizar tus propias habilidades gerenciales (soft skills) para que sepas lo que sabes hacer mejor y en lo que vas a necesitar la ayuda de los demás.  Tal vez no necesites un socio sino un colaborador asociado.

En general, si a ti y a tus socios potenciales les gusta el trabajo en equipo, son negociadores, flexibles y abiertos, y pueden compartir responsabilidades y riesgos financieros, entonces puedes fundar tu empresa con ellos.  Pero si consideras que es difícil encontrar un equilibrio entre lo que ellos y tú quieren, o te gusta tener total libertad en la toma de decisiones y asumir riesgos solo, el tener socios limitaría tu ejecución.  La decisión no es nada simple, pues si el talento de ellos es más estratégico o tienen mejor manejo de las relaciones interpersonales, podrían formar un gran equipo si sus diferencias las convierten en fortalezas. La clave es que todos compartan los mismos objetivos.

Aunque casi nadie le da importancia, un factor crítico es la situación de vida en la que están tú y tus socios. Por ejemplo, si tu socio tiene un trabajo formal o libertad financiera y tú sólo tienes tu liquidación y además tienes familia que mantener, tu disponibilidad para trabajar y tu sentido de urgencia será diferente al de tu socio. Esta disparidad podría afectar las decisiones y los avances. En casos así, si la idea es tuya, tal vez te convenga ir solo y contratar sus servicios cuando se requieran; ellos estarán encantados de apoyarte y, tal vez en otro momento, pudieras evaluar el invitarlos a convertirse en socios.

Inversión de tiempo y dinero

No busco desanimarte, pero emprender requiere de mucho tiempo y dinero.  Comprométete a que estos dos factores estarán de acuerdo con tu situación de vida. Si estás empleado, antes de enfocarte al cien por ciento en tu empresa, evalúa la conveniencia de continuar en tu trabajo. 

Conservar tu empleo y arrancar tu proyecto, te permitiría tener seguridad financiera mientras tu negocio genera ingresos.  Hay quienes opinan que, para no abortar el reto que significa el nuevo emprendimiento, es conveniente “quemar las naves”, y este sería el momento más emocionante de la película, pero seamos prácticos y sinceros: sin dinero y con responsabilidades no podrás sobrevivir.  De acuerdo con el INEGI (2021), casi 52 de cada 100 negocios mueren antes de cumplir 2 años; y la principal razón es la falta de liquidez.

Lo recomendable es que, mientras pones los cimientos de tu empresa y das tus primeros pasos, ahorres en algún mecanismo de inversión para que tu capital no pierda poder adquisitivo.  Elabora el presupuesto de los gastos legales, contables y digitales de los primeros meses, y considera el crear una reserva que cubra los gastos operativos de seis meses para que puedas resistir ante cualquier imprevisto. 

No empieces tu emprendimiento con deudas, ten limpio tu historial crediticio para cuando sea el momento de pedir un financiamiento, y recuerda mantener el dinero de tu emprendimiento separado de tus finanzas personales.

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