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Crear un fondo para contingencias

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Crear un fondo para contingencias

03 de Noviembre 2024

Crear un fondo de contingencias es una de las cosas más básicas, pero también de las más difíciles. Quienes tenemos uno gozamos de la tranquilidad que produce el tener recursos para enfrentar cualquier adversidad; el beneficio es enorme, nos quita mucho estrés y nos evita tener ansiedad por las deudas.

Yo soy un ejemplo claro de eso. Tengo un crédito hipotecario de un departamento que compré y que tengo en renta desde hace siete años. En condiciones normales, los pagos del crédito se cubren con la renta que recibo, pero, debido a la pandemia, mi inquilino se quedó sin trabajo justo cuando se vencía el contrato; así que tuve que devolverle el depósito y tardé ocho meses en que pudiese rentarse nuevamente.

Gracias a que tengo un fondo con el monto de un año de rentas exclusivo para contingencias de ese departamento, pude hacerle frente a dicha obligación. Seguramente te preguntarás por qué no prepagué deuda. Bueno… desde que contraté el crédito decidí que el inquilino lo pagaría, y la mensualidad bancaria que solicité fue muy cercana a la renta, por lo que sólo debía pensar cómo pagar los meses en que lo tuviera desocupado.

A mí no me preocupa la deuda porque es un activo que me genera ingresos y plusvalía, y lo que quiero es no preocuparme por no tener dinero para pagar las mensualidades cuando esté vacío; por eso, invierto el fondo de contingencia en Cetes a 28 días, que al menos me cubre la inflación.

Crear un fondo para contingencias

Si bien en algún momento todos tenemos la intención de ahorrar para contar con un fondo de contingencias, en muchas ocasiones ese dinero se va y continuamos en el mismo punto en que iniciamos o peor: endeudados y sin protección alguna.

Las prioridades que damos a nuestro dinero definen nuestro comportamiento; por ejemplo, una persona que no debería excederse en llevar un estilo de vida con diversiones, comodidades, gustos personales o compromisos que no puedan ser soportados por su nivel de ingresos, y que por ello se endeude. Claramente, sus prioridades no son tener seguridad y tranquilidad, sino satisfacer deseos disfrazados de necesidades o, quizá, buscar aceptación social y sentido de pertenencia —especialmente porque constantemente estamos siendo víctimas del marketing que nos trata de convencernos de que, para tener una buena vida, necesitamos los productos que promocionan.

¿Crees que tienes estabilidad financiera?

Tener un empleo o un ingreso constante crea una falsa sensación de seguridad financiera que hace que las personas asuman mayor endeudamiento de lo que deberían. En el momento en que, por falta de control, ya no pueden pagar sus tarjetas y comienzan a pagar el mínimo o caer en morosidad, la burbuja de la seguridad se revienta. La situación se agrava más cuando se produce una contingencia como perder el empleo, un accidente o un gasto médico mayor; de esta manera, caer en default es, casi siempre, inevitable.

Naturalmente, nos olvidamos de las contingencias. Tenemos una mentalidad sesgada: cuando nos pasan cosas buenas pensamos que así va a ser siempre, y cuando vemos la desgracia en los demás, pensamos que eso no nos sucederá. No se trata de vivir con miedo porque nos paraliza, sino con precaución porque nos da tranquilidad. Tampoco se trata de prepararnos para lo malo y restringirnos de todo, sino de asegurar lo bueno. Minimizar riesgos es algo positivo porque significa que estamos cuidando lo que es nuestro.

¿Qué debemos hacer para estar protegidos?  

El primer paso es crear un fondo de contingencias de al menos seis meses de gastos que nos cubra en los eventos menores. Crea un presupuesto de gastos y pon límites a los consumos; trata de que el pago de deudas no exceda 30% de tu ingreso.

El segundo paso es contar con una cobertura adecuada de seguros.  Sabemos que hay muchos mitos y realidades alrededor de ellos, pero, en realidad son una protección. Hay quienes piensan que no vale la pena gastar en ellos porque es como “tirar dinero a la basura” dicen que pagas a algo que nunca utilizas.  El pensamiento preventivo debe ser totalmente al revés: estás pagando por seguridad, que es algo muy valioso pues se traduce en tranquilidad y en paz mental por saber que podrás resolver lo que se presente.

Crear un fondo para contingencias

Decir que “si no utilizamos un seguro es desaprovecharlo” es un error; equivale a pensar que conviene tener un siniestro, ocupar el seguro y que así “valga la pena pagarlo”. Es mucho mejor considerar que eres afortunado por no haberlo usado, en lugar de pensar “para que los compré si nunca los usé”. El visualizar a los seguros como protección es un pensamiento de abundancia financiera; el verlos como un gasto inútil es de carencia.

No se trata de contratar todos los seguros existentes, pero sí es importante estar convencidos de su importancia. Junto con un agente de seguros, haz un análisis sobre las coberturas mínimas adecuadas para tu sitación de vida, y comienza con los que mayor tranquilidad te darían.

Aquí te dejamos la lista de lo más importantes:

  • Seguro de vida
  • Gastos médicos mayores
  • Seguro de auto
  • Protección para vivienda
  • Responsabilidad civil
  • Gastos funerarios
  • Testamento (es una especie de seguro porque protege a los tuyos en caso de que algo te suceda).

Con un fondo de contingencias, una adecuada cobertura de seguros y un presupuesto adecuado para tu estilo de vida, podrás gozar de tranquilidad financiera y hasta podrías invertir.

Dime, ¿cuentas con tu fondo de contingencias y estás protegido con algún seguro?

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